Los cambios en la forma de producir, gestionar y comercializar han provocado una evolución del mundo empresarial hacia dinámicas cada vez más complejas en las que entra en juego un mayor número factores, muchas veces fuera del control de los equipos directivos de las organizaciones. Más competencia, más variedad de materias primas, más alternativas de fabricación, más canales de venta, etc.

Como consecuencia, los procesos de toma de decisiones se vuelven cada vez más arduos y difíciles. Sin embargo, para adaptarse a la velocidad y magnitud de los cambios actuales se necesita justamente lo contrario: agilidad y precisión. Hasta ahora, el instinto ha sido un elemento decisivo a la hora de escoger entre las diferentes opciones disponibles. Pero la complejidad de las operaciones obliga a buscar otros recursos complementarios que ayuden a tomar decisiones.

El acceso a un volumen creciente de datos sobre el negocio nos permite disponer de una información inalcanzable hasta hace muy poco. Detrás de ese conocimiento se esconden las tecnologías de big data y de sensorización, que proporcionan una profunda comprensión de la propia organización, de los clientes y del mercado. Posteriormente, esa información es utilizada para optimizar las operaciones y la toma de decisiones.

Decisiones más precisas con IoT

El denominado Internet de las Cosas, un sistema que conecta una gran multitud de objetos por la capacidad de recopilar y transmitir datos, está ayudando a las compañías a monitorizar múltiples variables a lo largo de todos los procesos de negocio para alcanzar un nivel de conocimiento nunca visto mediante la recopilación y el tratamiento de datos.

Mediante la sensorización de todo tipo de dispositivos y espacios (desde máquinas industriales, vehículos, dispositivos, edificios o establecimientos públicos), las empresas pueden conocer con precisión cómo funciona su empresa. Esto tiene múltiples aplicaciones en el día a día de las organizaciones. Veamos algunos ejemplos prácticos:

  • Fabricación: si una pieza está desgastándose y pone en peligro la producción, se puede decidir cambiar con antelación para paradas inesperadas. Una de las grandes tendencias en la industria.
  • Transporte: geolocaliza los vehículos para optimizar su uso, desde la gasolina hasta evitar atascos y optimizar las rutas.
  • Supervisión remota: permite capturar datos de dispositivos que se encuentran alejados y cuyo seguimiento en vivo resulta muy complejo y costoso. Por ejemplo, un aerogenerador.

El acceso a informes sobre el estado del negocio en tiempo real y el remoto permite tomar las mejores decisiones basadas en datos. Pero no solo eso. También ayuda a reducir los costes de fabricación, a optimizar los procesos operativos mejorar la experiencia de cliente para aumentar su fidelización y agilizar la producción y las operaciones.


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