El almacenamiento en la nube ya no pasa tan desapercibido ni por parte de particulares ni por parte de las empresas, grandes y pequeñas. Entrando ya en 2015, hay conceptos como cloud hÃbrida que seguirán acompañándonos y que incluso será una de las tendencias de este año.
Además los ingresos generados por infraestructura cloud se prevé que sigan aumentando. De acuerdo a la consultora IDC, durante el Q3 de 2014 estos ha sido de 6.500 millones de dólares, lo que ha supuesto un incremento del 16% con respecto al año anterior. Por otro lado, en cuanto la inversión también seguirá en aumento, y asà se espera que en 2015 el gasto por servicios cloud ascienda a los 118.000 millones.
Es una carrera en la que cada vez quieren y están participando nuevas empresas de sectores muy dispares, moviendo sus procesos y sistemas a la nube para mejorar la eficiencia en sus procesos empresariales y que ello se convierta en una ventaja competitiva frente al resto.
Algunos ejemplos de estos sectores que pueden sacar ventaja de apostar por la nube son:
Educación
Es cada vez más una realidad que la formación en universidades o centros educativos incluya un entorno o plataforma online que permite al alumno acceder a temario o noticias de su interés en cualquier momento y lugar. Relacionado con ello, la nube permite ofrecer una educación personalizada para cada alumno a la vez que optimiza la gestión del tiempo del profesorado. Pero además, este avance en materia tecnológica está permitiendo la posibilidad de automatizar los procesos administrativos. Ello va a permitir que la información esté centralizada en un único sitio con lo que se mejora la comunicación con empleados y estudiantes.
Sector financiero
En el caso de este sector las ventajas las podemos englobar en dos conceptos: agilidad a la hora de la realización de operaciones comerciales y mayor seguridad, al tener opciones diversas de almacenamiento en la nube: privada, pública o hÃbrida. Pero tenemos que tener en cuenta, por otro lado, dos caracterÃsticas o retos a los que se tiene que enfrentar este sector: la regulación a la que está sometida- que en ocasiones, limita su rapidez a la hora de contratar servicios o infraestructura tecnológica-; y la competencia de otros actores no bancarios. En relación a esto último, se trata de empresas que ofrecen productos o servicios como dinero electrónico o financiación y que no tienen que enfrentarse a la presión regulatoria
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