Recientemente, abordábamos el asunto de los planes de contingencia como forma de prever y dar solución a la pérdida de datos u otros problemas graves para la seguridad informática y la operativa de una empresa derivados de causas incontrolables como siniestros, catástrofes o desastres naturales. Queda claro, que en mayor o menor medida, toda empresa necesita tener un plan de contingencia que indique cómo actuar en estos casos y cómo recuperar la normalidad en el menor tiempo posible.

En los últimos tiempos, y como consecuencia del auge del cloud computing, la nube se está presentando como una plataforma ideal para basar o complementar los planes de contingencia, y aminorar los prejuicios que se deriven de una circunstancia como las citadas. Es conocida como CBDR (Cloud Based Disaster Recovery), o plan de contingencia en la nube.

Por su naturaleza, la nube ofrece varias ventajas sobre el almacenamiento en servidores locales. La primera y más evidente, es su localización: frente a otros soportes de almacenamiento de datos, ubicados en las propias oficinas (servidores), la nube es un espacio separado de nuestra ubicación física, es decir, de nuestras oficinas. Por lo tanto, un desastre en las mismas, no afectaría a la seguridad de la información y la recuperación de datos sería más fácil.

En segundo lugar el plan de contingencia en la nube cuenta con otra posible ventaja, que sería la multicopia, o copia en serie de la información en distintos servidores, con las que se diversifica y aminora aún más el riesgo de pérdida total de datos. En tercer lugar, un plan de contingencia en la nube permite regular y modificar de forma ágil los recursos y servicios a contratar en función de nuestras necesidades y nuestro presupuesto, ya que los proveedores suelen ofrecer  servicios escalables para la seguridad de los datos, así como opciones a medida y ajustables en cualquier momento.

Por último, utilizar la nube como plan de contingencia supone un importante ahorro ya que no obliga a disponer de infraestructura propia, sino que puede contratarse a proveedores externos especializados en esta materia. Por lo tanto, no es obligatorio realizar una inversión y no existen costes de mantenimiento; basta con abonar el coste del servicio al proveedor elegido.

Como puede verse, la nube ofrece una perspectiva nueva a la puesta en marcha y desarrollo de un plan de contingencia, muy a tener en cuenta para las organizaciones más pequeñas, con menos  recursos: desde presupuesto,  hasta herramientas, espacio o personal especializado.